LITERATURA:
CONCEPTO
Para
muchos investigadores, existen dos aspectos que definen la literatura y la
diferencian de los restantes discursos sociales: su carácter ficcional y su
finalidad estética. El término ficción (=acción y efecto de fingir) significa originariamente
"inventar" y "representar". También significa dar forma,
concebir, educar y adiestrar. Por ello, la literatura puede abarcar todos estos
conceptos y más. En términos generales se dice mucho acerca de ella y una gran
cantidad de estudiosos han querido aproximarse a una definición:
a)
La literatura es el arte hecho con palabras.
b)
La literatura son los pensamientos y sentimientos del autor expresados en
palabras.
c)
La literatura transmite mensajes, nos enseña a cuestionarnos la vida.
d)
La literatura transmite valores.
e)
La literatura son las historias imaginadas, inventadas por un autor.
f)
La literatura es una construcción de palabras o discursos bellos.
Éstas
y otras tantas creencias y definiciones se encuentran en diversos manuales, enciclopedias
y libros que intentan acercarse a una mediana explicación sobre lo que
significa LITERATURA. Se trata de representaciones sociales que permiten
establecer qué es la literatura, en tanto que particular práctica social, para
una comunidad determinada. Desde este enfoque, LOS TEXTOS SON LITERARIOS CUANDO
UNA SOCIEDAD, UNA CULTURA ASÍ LO DISPONE.
¿POR QUÉ
ESTUDIAR LITERATURA?
La
lectura de obras literarias permite la creación de espacios de reflexión
permanente e invita al debate y a la exposición de ideas que giran en torno a
temáticas variadas. Esto favorece la adquisición de habilidades interpretativas
y estimula el pensamiento crítico y divergente.
La
ficción le aporta al lector una manera articulada de reconstruir la realidad,
es una forma distinta de acercarse a esa “realidad” y de comprenderla desde
otra perspectiva, más amplia, más profunda y más rica.
La
literatura sugiere mundos posibles y apela a la fantasía del lector. Es decir,
el juego de hacer como si fuera verdad lo escrito. Y en esta tarea vincula
ficción y realidad.
EL MUNDO
DE LA FICCIÓN
Se
caracterizan como ficciones todos aquellos discursos en los que se construyen
acciones o acontecimientos imaginarios, que son producto de la invención o
recreación imaginativa de un sujeto singular o colectivo. Con el nombre de no
ficción, en cambio, se designa al discurso en que se reconstruyen situaciones
reales, efectivamente ocurridas. La DIFERENCIA ENTRE LA FICCIÓN Y LA NO FICCIÓN (por ejemplo,
el género discursivo histórico) en ocasiones se advierte sin dificultad. En un
caso, encontramos hechos, personajes, lugares y tiempos imaginarios. En el
otro, reales. Se trata de mundos claramente distinguibles. Sin embargo, hay
casos en que esa distinción es menos evidente. La ficción y la no ficción se aproximan
o se confunden.
El
discurso literario no representa el mundo REAL. Lo que representa es un mundo
POSIBLE, IMAGINARIO (inventado). Por eso se separa de los otros discursos
sociales (el histórico, el científico) que pretenden dar cuenta del mundo real.
La
literatura, entonces, es una especie de simulación del que todos, autores y
lectores, tenemos conciencia. Mediante ella se simula decir y leer algo
verdadero sobre algo que no existe, salvo en la literatura. La ficción, por lo
tanto, no es lo contrario de lo real, sino que representa la imagen que de lo real
puede construirse.
Por
otro lado, cuando hablamos de literatura debemos referirnos a su finalidad
estética. Ésta se manifiesta en el modo en el que se aprovechan todas las
posibilidades de la lengua: semánticas, sonoras, sintácticas, morfológicas,
gráficas, etc. Por ejemplo, las reiteraciones de sonidos y de construcciones,
las metáforas, la disposición de las palabras en la página. Por medio de la
finalidad estética, la literatura se repliega y se centra en su propio mensaje.
RELACIÓN
LITERATURA Y REALIDAD:
La
relación entre la literatura y la realidad es indirecta, pues establece una
vinculación con distintos discursos sociales vigentes en la época: discursos
históricos, políticos, religiosos, morales, jurídicos, periodísticos. Podemos
señalar además que el discurso literario, al representar una realidad
imaginaria o recreada, se conecta con otros discursos y al hacerlo, manifiesta
su acuerdo, su desacuerdo o su propósito de transformarlos. Por eso, para leer (comprender
y disfrutar) la literatura, se necesita también leer o conocer los otros
discursos sociales que la rodean.
¿POR QUÉ
LITERATURA?
“Traté
al arte como una suprema realidad
y
a la vida como una rama de la ficción”.
Oscar
Wilde
En
realidad deberíamos preguntarnos: ¿para qué leer?, o ¿para qué sirve leer
literatura hoy? Algunos sostienen que la literatura es una metáfora de la vida
y es quien mejor explica la existencia del hombre y de sus conflictos. Es quien
intenta definir todo aquello que la ciencia moderna y la historia aún no han
podido.
La
lectura de obras literarias crea un espacio íntimo, personal, de juego
recíproco entre el autor y el lector en la construcción de un aprendizaje único
y a su vez múltiple, dado que la literatura, por un lado, permite una conexión
de nuestras conciencias con ese "yo" secreto, inconsciente y
desconocido que todos poseemos, y, por otro lado, abre infinitas puertas a la interpretación,
a la recreación y a la búsqueda permanente ante los diversos interrogantes que
ofreció, ofrece y ofrecerá siempre la vida.
Como
dice el escritor italiano Italo Calvino: "La lectura abre espacios de
interrogación, de meditación y de examen crítico, en definitiva: de libertad;
la lectura es una correspondencia con nosotros mismos y no sólo con el libro,
sino con nuestro mundo interior a través del mundo que el libro nos
abre". A partir de este
pensamiento, uno de los principales objetivos del presente cuadernillo es crear
un espacio abierto a la reflexión, en el que sea posible el disenso, la
contradicción, la pluralidad de lecturas y la pluralidad de voces en los textos
propuestos. Allí se plantearán los problemas de los autores, de los sentidos,
de las representaciones, de las interpretaciones y de las relaciones.
Por
otra parte, como dice Marta Pasut en su obra Viviendo
la Literatura ,
LA FUNCIÓN DE
LA CLASE DE
LITERATURA DEBE CONSISTIR EN RECUPERAR AL LECTOR PERDIDO. Quizás sea éste otro
de los objetivos más importantes: la idea fuerza que moviliza un claro propósito
de renovar la forma organizativa de un programa de Literatura, que se torne
distinto, vital e interesante, capaz de invitar al alumno a que se involucre en
la obra, la transforme, la protagonice, la revalorice y se convierta él también
en parte de la misma a la hora de su recreación, de su análisis y de su
crítica.
Es
así como esta propuesta busca la participación activa del alumno, pretende
convertirlo en un lector capaz de preguntarle a la obra, de discutirla, de
debatirla y que, a partir de esta instancia, intente formar su propio juicio
frente a ella.
Ingresar
al mundo de la literatura y a los mundos que ésta, a su vez, recrea, sugiere
una manera diferente de ver "este mundo", es como ver a través de un
calidoscopio: una nueva mirada y una forma distinta de aproximación al misterio
de la vida, a la incógnita que constituye todo ser humano y al destino que éste
debe cumplir inexorablemente. En este marco, creemos que la literatura es un
denominador común de la experiencia humana, tal vez porque en ella aprendemos
aquello que compartimos como seres, como personas, aquello que es inherente a
nuestra especie, más allá de las diferencias, las geografías, las
circunstancias y los tiempos históricos. En la producción literaria se refleja
la riqueza del patrimonio humano, el sistema de valores y creencias, los
paradigmas culturales, el lenguaje, el paso del tiempo y las infinitas
combinaciones que es capaz de lograr el genio creativo y manifestarse en una
gran variedad de obras y de géneros.
Leer
literatura implica abrir los ojos sobre aspectos desconocidos y ocultos de la
condición humana, sumergirnos en sus misteriosos laberintos nos permite
explorar, investigar y acercarnos tímidamente a una idea vaga sobre quiénes
somos y qué caminos seguimos en este mundo. Leer es indagar, buscar respuestas
para luego hacernos nuevas preguntas y evitar así el conformismo, la rutina y
la superficialidad.
Quien
se asoma a una novela, a un poema, a un cuento o al texto de una pieza teatral,
descubre las huellas de otros seres, de otras vivencias y, a partir de ellas,
nutre y enriquece su propia vida, porque es capaz de identificarse, de
espejarse en otras experiencias, sentir en su propia piel las aventuras y las
desventuras de personajes y de criaturas; el latir de pasiones y de sentimientos
ajenos vividos como propios. Por último, quisiéramos añadir y compartir con
ustedes un pensamiento del destacado escritor latinoamericano Mario Vargas
Llosa, quien señala: "La vida soñada de la novela es más bella, diversa,
comprensible y perfecta que la real. Esta es, acaso, la mejor contribución de
la literatura al progreso: recordarnos que el mundo está mal hecho y que podría
estar mejor, más cerca de lo que nuestra imaginación es capaz de
inventar". En esta reflexión se advierte un claro interés por darle a la
literatura un importante papel en la construcción de sociedades más justas, más
libres y más democráticas. La ficción revela una necesidad vital de acortar las
distancias entre el mundo real y el mundo imaginado; la búsqueda incesante de
darle a nuestra existencia la misma forma que tiene nuestra vida imaginaria.
La
literatura es, desde esta perspectiva, una fuente inagotable de recursos que
actúa como el mejor de los antídotos contra los prejuicios, el racismo, los
sectarismos políticos, las diferencias religiosas y, en definitiva, contra todo
tipo de exclusión social.
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