¿POR QUÉ
LITERATURA?
“Traté al
arte como una suprema realidad
y a la vida
como una rama de la ficción”.
Oscar Wilde
En realidad deberíamos
preguntarnos: ¿para qué leer?, o ¿para qué sirve leer literatura hoy? Algunos
sostienen que la literatura es una metáfora de la vida y es quien mejor explica
la existencia del hombre y de sus conflictos. Es quien intenta definir todo
aquello que la ciencia moderna y la historia aún no han podido.
La lectura de obras literarias crea
un espacio íntimo, personal, de juego recíproco entre el autor y el lector en
la construcción de un aprendizaje único y a su vez múltiple, dado que la
literatura, por un lado, permite una conexión de nuestras conciencias con ese
"yo" secreto, inconsciente y desconocido que todos poseemos, y, por
otro lado, abre infinitas puertas a la interpretación, a la recreación y a la
búsqueda permanente ante los diversos interrogantes que ofreció, ofrece y
ofrecerá siempre la vida.
Como dice el escritor italiano
Italo Calvino: "La lectura abre espacios de interrogación, de meditación y
de examen crítico, en definitiva: de libertad; la lectura es una
correspondencia con nosotros mismos y no sólo con el libro, sino con nuestro
mundo interior a través del mundo que el libro nos abre". A partir de este
pensamiento, uno de los principales objetivos del presente cuadernillo es crear
un espacio abierto a la reflexión, en el que sea posible el disenso, la
contradicción, la pluralidad de lecturas y la pluralidad de voces en los textos
propuestos. Allí se plantearán los problemas de los autores, de los sentidos,
de las representaciones, de las interpretaciones y de las relaciones.
Por otra parte, como dice Marta
Pasut en su obra Viviendo la Literatura, LA FUNCIÓN DE LA CLASE DE LITERATURA
DEBE CONSISTIR EN RECUPERAR AL LECTOR PERDIDO. Quizás sea éste otro de los
objetivos más importantes: la idea fuerza que moviliza un claro propósito de
renovar la forma organizativa de un programa de Literatura, que se torne
distinto, vital e interesante, capaz de invitar al alumno a que se involucre en
la obra, la transforme, la protagonice, la revalorice y se convierta él también
en parte de la misma a la hora de su recreación, de su análisis y de su
crítica.
Ingresar al mundo de la literatura
y a los mundos que ésta, a su vez, recrea, sugiere una manera diferente de ver
"este mundo", es como ver a través de un calidoscopio: una nueva mirada
y una forma distinta de aproximación al misterio de la vida, a la incógnita que
constituye todo ser humano y al destino que éste debe cumplir inexorablemente.
En este marco, creemos que la
literatura es un denominador común de la experiencia humana, tal vez porque en
ella aprendemos aquello que compartimos como seres, como personas, aquello que
es inherente a nuestra especie, más allá de las diferencias, las geografías,
las circunstancias y los tiempos históricos. En la producción literaria se
refleja la riqueza del patrimonio humano, el sistema de valores y creencias,
los paradigmas culturales, el lenguaje, el paso del tiempo y las infinitas
combinaciones que es capaz de lograr el genio creativo y manifestarse en una
gran variedad de obras y de géneros.
Leer literatura implica abrir los
ojos sobre aspectos desconocidos y ocultos de la condición humana, sumergirnos
en sus misteriosos laberintos nos permite explorar, investigar y acercarnos
tímidamente a una idea vaga sobre quiénes somos y qué caminos seguimos en este
mundo. Leer es indagar, buscar respuestas para luego hacernos nuevas preguntas
y evitar así el conformismo, la rutina y la superficialidad.
Quien se asoma a una novela, a un
poema, a un cuento o al texto de una pieza teatral, descubre las huellas de
otros seres, de otras vivencias y, a partir de ellas, nutre y enriquece su
propia vida, porque es capaz de identificarse, de espejarse en otras experiencias,
sentir en su propia piel las aventuras y las desventuras de personajes y de
criaturas; el latir de pasiones y de sentimientos ajenos vividos como propios.
Por último, quisiéramos añadir y
compartir con ustedes un pensamiento del destacado escritor latinoamericano
Mario Vargas Llosa, quien señala: "La vida soñada de la novela es más
bella, diversa, comprensible y perfecta que la real. Esta es, acaso, la mejor
contribución de la literatura al progreso: recordarnos que el mundo está mal
hecho y que podría estar mejor, más cerca de lo que nuestra imaginación es
capaz de inventar". En esta reflexión se advierte un claro interés por
darle a la literatura un importante papel en la construcción de sociedades más
justas, más libres y más democráticas. La ficción revela una necesidad vital de
acortar las distancias entre el mundo real y el mundo imaginado; la búsqueda
incesante de darle a nuestra existencia la misma forma que tiene nuestra vida
imaginaria.
La literatura es, desde esta perspectiva,
una fuente inagotable de recursos que actúa como el mejor de los antídotos contra
los prejuicios, el racismo, los sectarismos políticos, las diferencias
religiosas y, en definitiva, contra todo tipo de exclusión social.
LITERATURA:
CONCEPTO
Para muchos investigadores, existen
dos aspectos que definen la literatura y la diferencian de los restantes
discursos sociales: su carácter ficcional y su finalidad estética. El término
ficción (=acción y efecto de fingir) significa originariamente
"inventar" y "representar". También significa dar forma,
concebir, educar y adiestrar. Por ello, la literatura puede abarcar todos estos
conceptos y más. En términos generales se dice mucho acerca de ella y una gran
cantidad de estudiosos han querido aproximarse a una definición:
a) La literatura es el arte hecho
con palabras.
b) La literatura son los
pensamientos y sentimientos del autor expresados en palabras.
c) La literatura transmite
mensajes, nos enseña a cuestionarnos la vida.
d) La literatura transmite valores.
e) La literatura son las historias
imaginadas, inventadas por un autor.
f) La literatura es una
construcción de palabras o discursos bellos.
Éstas y otras tantas creencias y
definiciones se encuentran en diversos manuales, enciclopedias y libros que intentan
acercarse a una mediana explicación sobre lo que significa LITERATURA. Se trata
de representaciones sociales que permiten establecer qué es la literatura, en
tanto que particular práctica social, para una comunidad determinada. Desde
este enfoque, LOS TEXTOS SON LITERARIOS
CUANDO UNA SOCIEDAD, UNA CULTURA ASÍ LO DISPONE.
EL MUNDO DE LA
FICCIÓN
Se caracterizan como ficciones
todos aquellos discursos en los que se construyen acciones o acontecimientos
imaginarios, que son producto de la invención o recreación imaginativa de un sujeto
singular o colectivo. Con el nombre de no ficción, en cambio, se designa al
discurso en que se reconstruyen situaciones reales, efectivamente ocurridas.
La DIFERENCIA ENTRE LA FICCIÓN Y LA
NO FICCIÓN (por ejemplo, el género discursivo histórico) en ocasiones se
advierte sin dificultad. En un caso, encontramos hechos, personajes, lugares y
tiempos imaginarios. En el otro, reales. Se trata de mundos claramente
distinguibles. Sin embargo, hay casos en que esa distinción es menos evidente.
La ficción y la no ficción se aproximan o se confunden.
El discurso literario no representa
el mundo REAL. Lo que representa es un mundo POSIBLE, IMAGINARIO (inventado). Por eso se separa de
los otros discursos sociales (el histórico, el científico) que pretenden dar
cuenta del mundo real.
La literatura, entonces, es una
especie de simulación del que todos, autores y lectores, tenemos conciencia.
Mediante
ella se simula decir y leer algo
verdadero sobre algo que no existe, salvo en la literatura. La ficción, por lo
tanto, no es lo contrario de lo real, sino que representa la imagen que de lo real
puede construirse.
Por otro lado, cuando hablamos de
literatura debemos referirnos a su finalidad estética. Ésta se manifiesta en el
modo en el que se aprovechan todas las posibilidades de la lengua: semánticas,
sonoras, sintácticas, morfológicas, gráficas, etc. Por ejemplo, las
reiteraciones de sonidos y de construcciones, las metáforas, la disposición de
las palabras en la página. Por medio de la finalidad estética, la literatura se
repliega y se centra en su propio mensaje.
La finalidad estética está
vinculada con el llamado "placer estético". El que lee una novela, un
poema, un cuento o el texto de una pieza teatral, experimenta un deleite ante
un texto que está bien escrito; es decir, la obra literaria al igual que las
obras artísticas en general, es capaz de crear y de generar por sí misma, mediante
múltiples y armónicas combinaciones de palabras y de giros lingüísticos, un
particular y único goce estético.
Un ejemplo lo representa la
siguiente poesía de la cantautora argentina Eladia Blázquez. En ella, la
poetisa enfatiza un canto a la vida, un llamado a merecerla y a arriesgarse por
los valores que la sustentan. Tras una original disposición de las palabras y
un sutil juego de significados, logra musicalidad, ritmo, elegancia y, en suma,
belleza.
RELACIÓN LITERATURA
Y REALIDAD:
La naturaleza ficcional y la
finalidad estética otorgan a la literatura un carácter autónomo, independiente
de la realidad.
Dicho de otro modo, la literatura
no se relaciona directamente con la realidad. Pero esto no significa que no
exista ninguna relación entre ambas.
La relación entre la literatura y
la realidad es indirecta, pues establece una vinculación con distintos
discursos sociales vigentes en la época: discursos históricos, políticos,
religiosos, morales, jurídicos, periodísticos. Podemos señalar además que el
discurso literario, al representar una realidad imaginaria o recreada, se conecta
con otros discursos y al hacerlo, manifiesta su acuerdo, su desacuerdo o su
propósito de transformarlos. Por eso, para leer (comprender y disfrutar) la
literatura, se necesita también leer o conocer los otros discursos sociales que
la rodean.
Ahora bien, ¿cuándo una obra es
literaria? En principio, diremos que cuando reúne todas las características
mencionadas anteriormente (ficción, finalidad estética, conexión con otros discursos
sociales). Pero para que una obra sea considerada literaria debe someterse a
determinados juicios de valor. Los gustos, las opiniones, las valoraciones, los
juicios estéticos, son difundidos por instituciones tales como la escuela, la
universidad, las revistas literarias, las editoriales, las agrupaciones de
escritores, los medios masivos de comunicación, entre otras. En cierta medida,
estas instituciones imponen sus valoraciones al resto de la sociedad.
Se supone que en estas
instituciones hay especialistas (los docentes, los críticos literarios) que
saben del tema y, por esta razón, sus opiniones logran un mayor peso y se
imponen ("Si lo dijo tal…"). Pero las instituciones y los críticos
cambian con el tiempo sus valoraciones. Más allá de las variaciones y de las diferencias
que se producen, cada institución establece un "canon de lectura", es
decir un listado de libros y de autores que son considerados obras literarias y
que, por eso, vale la pena leer
EL ESCRITOR, LA
OBRA Y EL LECTOR
El escritor es la persona real,
existente, que produce literatura. Aunque en realidad todos escribimos, en
nuestra cultura se reserva la denominación de "escritor" a aquél que
hace literatura. Esto demuestra el valor que se le da a la escritura literaria.
El escritor es el que inventa seres
de ficción: el "yo" que habla en la poesía, el narrador de un cuento
o una novela y los personajes que dialogan en una obra de teatro. Es decir, que
el escritor se vincula con los lectores de manera indirecta a través de seres
imaginados que plantean situaciones ficticias.
Por otro lado, el lector cierra el
circuito que comienza con el escritor. De este modo, él es el destinatario de
la obra y su lectura está, en principio, determinada por la propuesta textual
construida por el escritor e, incluso, por lo que señalan las instituciones
(qué conviene leer, cómo debe interpretarse, cómo debe valorarse). Pero, una
vez que el libro llega a manos del lector, éste tiene la libertad para
apropiarse de la obra de diversas maneras: puede intentar interpretar los
sentidos que esta encierra (algunos claramente visibles, otros que requieren de
un trabajo más arduo para ser encontrados), o puede tratar de encontrar en los
textos literarios algunas respuestas a sus propias búsquedas o interrogantes o,
simplemente, deleitarse con su lectura.
Cada lector, entonces, interactúa con
el libro como quiere: al leer toma algunos aspectos, deja otros, hace varias
lecturas e interpretaciones, etc. La obra literaria se termina y se completa con
la lectura de cada lector.
LOS GÉNEROS
LITERARIOS
Tradicionalmente, se ha establecido
una clasificación muy general de las obras literarias. Según esa tipificación
clásica, los textos se reúnen en tres géneros: el narrativo, el lírico y el dramático.
Cabe señalar que esta división en
géneros ha sido seriamente cuestionada en las últimas décadas por diversos críticos
y estudiosos de la literatura, quienes observan cierta "estrechez" de
los géneros para abarcar la multiplicidad y la complejidad de las distintas
creaciones literarias a lo largo de la historia. Al respecto, el crítico Kurt
Spang señala en su obra Géneros Literarios: "… un problema engorroso
para el estudioso de los géneros es el número casi inabarcable de géneros,
subgéneros y subdivisiones de éstos y, a veces, la diversidad de designaciones
para el mismo fenómeno".(6)
Sin embargo, los géneros se
encuentran entre las categorías más antiguas utilizadas para sistematizar la
creación literaria. A partir de la necesidad de ordenar las obras literarias
para su estudio, los géneros funcionan como un criterio sencillo y medianamente
eficaz. También funcionan como guías de lectura, a partir de los diversos
"contratos o pactos de lectura" que cada género establece tácitamente
con los lectores, que determinan el comportamiento y las expectativas del
lector, dado que no es lo mismo leer una novela, un poema o una obra de teatro.
CARACTERÍSTICAS
DE LOS GÉNEROS
Género narrativo
La situación básica que subyace en
todos los textos narrativos es la de
contar historias. Es decir, nos encontramos siempre con una historia narrada
por alguien, comúnmente llamado narrador. Este se constituye en intermediario
entre la historia y el lector.
Las formas más tradicionales de la
narrativa son el cuento y la novela, aunque también se incluyen en este género
las fábulas, las leyendas y los mitos.
Género dramático
Incluye las obras pensadas y
elaboradas para su posterior representación.
La historia se construye a través de diálogos que sostienen los personajes. A
diferencia del género narrativo, el dramático no cuenta con un narrador
intermediario y la historia se hace presente a partir de la misma acción
dramática. Las formas más comunes son la tragedia, la comedia y el drama.
También pertenecen al género dramático la farsa, el sainete y el grotesco.
Género lírico
Éste es el género más difícil de
definir y caracterizar. Es una expresión estética que delinea vivencias,
emociones, sentimientos, reflexiones a
partir de la voz de un "yo" íntimo, personal y subjetivo. Por lo
general, la lírica es breve e intensa. La sugerencia, el estímulo creativo y la
insinuación son los típicos recursos líricos. Predominan la composición en
verso, la musicalidad, el ritmo y una fuerte combinatoria de efectos sonoros
relacionados con el significado de las palabras.
Pertenecen al género lírico los
sonetos, los romances, las odas, las elegías, los himnos, los epigramas, las
églogas.
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